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Buscaremos la medida del entorno en la báscula de la
deformidad... el objeto más parecido al destierro nos arrincona, pero buscamos
y descubrimos trozos de camino en la firmeza del aire.
De estas entrañas que nos rodean, resurge el monstruo abismal y omnipotente de la violencia; palpita insomne mientras toma ventaja de nuestras debilidades humanas. Su felicidad, parida en el cinismo y la impunidad, retoza entre nuestros pies, dejando las estelas de viscosidad propias del horror anélido.
El monstruo no es inmortal, pero se alimenta de los que van claudicando, y la derrota interior es invasiva. Muchos, azotados por el hambre y la estupefacción, descansan. Él bebe del espacio que nos separa inexorablemente, cuando empezamos a interpretar la esperanza. Lo dejamos crecer ejerciendo su indiferencia como si nos vertiéramos en un espejo. Somos su raíz más profunda.
¿No será la claridad, nuestra respuesta? La respuesta y la condena perviven en el mismo claustro. El trabajo antídoto; la pasividad, destreza neutralizable. Azoro…
De estas entrañas que nos rodean, resurge el monstruo abismal y omnipotente de la violencia; palpita insomne mientras toma ventaja de nuestras debilidades humanas. Su felicidad, parida en el cinismo y la impunidad, retoza entre nuestros pies, dejando las estelas de viscosidad propias del horror anélido.
El monstruo no es inmortal, pero se alimenta de los que van claudicando, y la derrota interior es invasiva. Muchos, azotados por el hambre y la estupefacción, descansan. Él bebe del espacio que nos separa inexorablemente, cuando empezamos a interpretar la esperanza. Lo dejamos crecer ejerciendo su indiferencia como si nos vertiéramos en un espejo. Somos su raíz más profunda.
¿No será la claridad, nuestra respuesta? La respuesta y la condena perviven en el mismo claustro. El trabajo antídoto; la pasividad, destreza neutralizable. Azoro…
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