Fatiga de la superficie, búsqueda incansable de profundidad. Insoportable sistema de repeticiones dentro del cual todo desconcierta; a veces, cuando no hay amor ni odio. Tedio.
Nunca encuentros, las experiencias se desvanecen, trascienden nuestros límites, como si fueramos tan así… herméticos. No querer ser estar. Aves migrantes. Horizontes.
Y la lealtad siempre estéril, tan mía sin mí. Invisible. Irrelevante. Nunca estar solos. Sólo para herir. Pasar por ti, por él, por mí. Nada embona perfecto, gotea tranquilamente, violenta la posible compañía.
Y si yo no estaba, ni tú, ni ella, fluidos. Sonido diperso lanzado al abismo: Soledad. Contacto. Atesoradas simpatías efímeras que disienten, que no había. No mucho dolor: decepción. Desilusión, impaciencia de la cáustica sombra del desapego.